sábado, 1 de mayo de 2010

Volveré...

Y claro que lo haré, este post debería llamarse Vuelve el perro -canalla- arrepentido; pero para fines prácticos, lo reduje un poco, y me encargué de que el infinitivo esté disfrazado de una conjunción, no sugerente tal vez, pero necesaria para este tipo de eventos. En realidad no me fui, y esta es la otra razón por el nombre, la palabra 'volver' engloba haber ido, y para ser sincero, no he ido a ninguna parte, sigo acá, es más, creo que nunca me voy a ir, el hedor de todo este trance me encanta demasiado.

Por otro lado, la paz es mi bandera en esta etapa de mi vida. Y aunque los últimos días no han sido fáciles, aunque han habido pruebas difíciles y malos ratos empecinados lastimosamente en malograrme el momento, en cagarme encima, en embarrarme en el lodo de mi pasado y de las cosas que lastimosamente no pude hacer, y que, aunque no lo quiera aceptar, de decepcionarme, de arrepentirme con todas mis fuerzas de las decisiones tomadas, y de decepcionarme más, de entristecerme tanto, que hasta casi lograr desanimarme, de lamentarlo tanto hasta casi llorar. Pero hay paz, en todo momento hay paz, y esa paz que alimenta, esa paz que edifica, esa paz que me hace ver, aunque el trecho esté oscuro, que si hay una salida, y que a pesar de todo puedo estar bien conmigo mismo, puedo estar bien con mi vida, puedo estar tranquilo y confiado de que si puedo salir, de que si lo puedo lograr, de que solo esta en mi cabeza, y de que hay un Dios protegiéndome en todo momento, y que me da todo en la vida, y al que agradezco todo, y de manera muy especial, le agradezco la compañía de mi Principesa, porque sin ella, nada de lo que vivo tiene sentido, nada de lo que siento, nada de nada. Por ella es todo lo que soy, por ella soy lo que soy. Por ella.

Gracias por estar cuando más lo necesito.
Gracias por animarme, por apoyarme, y aceptarme.
Gracias por dejarte amar, y por amarme también.
Gracias por ser tú... yo soy tú...