domingo, 24 de junio de 2012

¿Quién?

Hey! Quién puede juzgar mi forma de actuar. Quién se cree mejor que yo, y con un hiriente comentario puede sobajarme y, por mucho, creerse mejor que yo. Soy conciente que tengo un montón de errores, miles tal vez, pero de ello nadie tiene que hablar. Creo que la la verdadera amistad se basa en aceptar a la otra persona tal cual es, con sus virtudes -que en este caso lastimosamente no se cuentan- y con sus millones de defectos. En eso consiste el funcionamiento de una verdadera amistad, que a pesar de los errores y de las mil equivocaciones que uno comete, te apoya. Hace poco leí algo que me hizo pensar mucho en esto, y por ello este post: Un amigo es aquel que conoce todos tus defectos, y aún así te apoya, te respeta, y mejor aún, te quiere -creo que no es exactamente lo que leí, y agregué algunas cosas-, pero la idea es esa.

La universidad, en mi caso, fue el lugar en donde me he chocado con esta triste realidad. Y uno piensa que cuando llegue ahí pues se va a hacer de nuevos amigos, se va a topar con otra gente, tu círculo se va a ampliar, y ello te va a alimentar. Pero no es así, fuera de todos los conocimientos que a regañadientes adquiero para pasar los cursos, ahí recién conocí la envidia en su máxima expresión, el egoismo, la hipocresía, la sobonería, la corrupción, los aires de superioridad y una atrocidad de malos sentimientos y actitudes que cambiaron mi vida. Estoy seguro que el estar en ese medio me cambió, cambió mucho mi manera de ser, mi manera de pensar, mi manera de actuar, ya no soy el mismo que antes; y temo, con un terrible miedo y decepción, que tal vez yo me he convertido en uno de ellos, el mismo ambiente me absorve y hace que me comporte igual. Estoy seguro que ahora mis compañeros de colegio, a los cuales aún sigo viendo y seguimos divirtiéndonos como antaño, no me reconocerían si logramos compartir más que una tarde juntos de juego o de risas. La convivencia en el colegio era distinta, ahí yo era distinto, y pesar de las chiboladas y demás cosas que se vivió, nuestra amistad era enorme, eramos unos chibolos, todos, pero que gozábamos de una amistad infranqueable, que -y lo digo con toda la confianza del mundo- en todo este tiempo lejos por la universidad y la distancia, ha crecido, me enorgullece decir que en el colegio he tenido amigos de verdad, compañeros de vida, apoyo incondicional.

La realidad que ahora vivo es diferente. Mi vida es diferente. Creo que ahora recién puedo decir que crecer fue lo peor que pude haber hecho. Crecer fue exterminar de golpe mi inocencia, interrumpir mi estupenda vida de niño, irrumpir en un lugar vacío, y cambiar, irremediablemente, cambiar.

Esta es una parte de la canción Nemesis de la excelente banda El diario de Hank:

Compartiremos juntos esta noche
descansaremos en brazos del reproche
careceremos de toda simpatía
nos odiaremos el resto de la vida.

Demostraremos a todos nuestra rabia
y beberemos la fuente envenenada
respetaremos las normas más sencillas
solo existo yo...
Esperaré verte caer a al deriva...

Atardecer en La Encañada.

sábado, 16 de junio de 2012

25

Hoy cumplí 25 años! Qué barbaro, y ahora recién puedo describir mi vida tal como es, sin esconder nada, sin timidéz, sin ningún prejuicio tonto, y sin contemplar mis miles de errores como tales, sino como una lección de vida, duradera, dolorosa sí, pero, en este momento de mi vida, indispensable.

Mi día fue increible. Tal vez supe todas las cosas que iban a pasar, pero en todas ellas mi sorpresa ganaba y mi sonrisa era tan legítima que fue imposible no conmoverme. Cada detalle, y con la forma especial de hacerlo es tan reconfortante, es tan especial, cada momento de amor es tan especial que mi adicción a ellos me sobrepasa. Soy un ser humano indefenso a tu ternura, pero ese estado me encanta, me encanta sentir tu ternura, me encanta sentir tu apego a cada cosa que hago por ti, a sentir que mi enamoramiento te alimenta, como hace tu sonrisa conmigo. Me encanta sabernos juntos, a pesar de todo y en contra de todo y, porqué no decirlo, en contra de situaciones que nosotros mismos iniciamos y no podemos manejar. Me encantan las reconciliaciones con sabor a comprensión y consuelo, con sabor a muchos perdones e infinitas caricias. Me gusta saber que te tengo siempre conmigo, en todo.

El día estuvo lleno de momentos muy intensos. Pero mis desvaríos, como siempre, malograron mi estado de ánimo. El momento tenso con mis padres en la comida fue debastador, el recordarme que no puedo sobrevivir con mis propios medios es tan hiriente. El recordarme que mi tiempo se agota, que mi edad avanza, y el 'ya deberías' presente agota, agota demasiado, más aún si tengo todo el tiempo esa idea clavada en mi cabeza.

Este día no fue solo un año más, fue más que todo un golpe interior, un autogolpe de arrepentimiento, de impotencia, del odioso no saber que hacer. Quiero que el tiempo pase ya!

Seguiremos una canción a la luna!