miércoles, 27 de agosto de 2014

Mujer...

Estaba en 2do grado y me gustaba una niña. Se lo conté a mi mamá mientras me peinaba en la mañana y al día siguiente me compró 2 sobres de figuritas del álbum mujercitas. Me dijo "regalale esto". Nervioso en el recreo -tenía 7 años- le entregué el sobre y ella saltó y me abrazó. Por primera vez me sentí el hombre más feliz del mundo. No deseaba más. Cuánto amé a mi mamá esa mañana. Solo quería contárselo al regresar. Recibí sabiduría, amor y alegría de mi madre y de una niña en el mismo día. Descubrí que toda mujer de cualquier cultura o edad tiene la magia de hacerte feliz. Nacen con ese don. Y nosotros con el instinto de darles todo. No hay más cuento en esta vida.

Pedro Suárez-Vértiz.

PD1.: Si te volviera a conocer volverías a gustarme, indudablemente.
PD2.: Tengo tanto que decirte que si me callo... me salen subtítulos. 
PD3.: Ya, nos hicimos daño. ¿Me puedo ir? 
PD4.: La veo alejándose de mí...

miércoles, 13 de agosto de 2014

A de amor...

Abstracción
El amor es una especie de abstracción. Hay noches en que duermo solo, y abrazo una almohada que no eres tú, oigo ruidos en sordina que no son tuyos. No consigo conjurar tu presencia completamente. Debo conformarme con evocar la idea de ti.

Abismo
Hay veces en que dudo de todo. En que lamento todo lo que me has quitado, todo lo que te he dado y el tiempo que he desperdiciado en nosotros.

Aturdido
Mi fidelidad era tan impensable como lo fue tu lapsus. De todas las cosas que creí que podían ir mal, nunca pensé que fuera precisamente esa.
—Ha sido un error —dijiste. Pero lo cruel fue que sentí que el error había sido mío, por confiar en ti.

Base
Tiene que existir un momento, al principio, en que uno se pregunta si está enamorado de esa persona o de la sensación de estar enamorado.
Si ese momento persiste, ya está… se acabó.
Y cuando es pasajero… nunca se aleja demasiado. Permanece en la distancia, al acecho, listo para reaparecer en cuanto lo convoques. A veces incluso resurge cuando creías que buscabas otra cosa, como una vía de escape o el rostro de tu amante.

Burdo
—Quiero que me dediques esta noche —dijiste.
Y fue precisamente la forma en que lo expresaste lo que hizo que me quedara. Si hubieras dicho «Vamos a follar», «Vamos a mi casa» o incluso «Te deseo con todas mis fuerzas», no estoy seguro de que hubiéramos llegado tan lejos. Pero me encantó esa idea de que la noche fuera mía e inmediatamente decidí dedicártela.

Catalizador
Me sorprendió, aún me sorprende, que fueras tú quien lo dijera primero.
En cierto modo yo era un ingenuo que esperaba que esas dos palabras aparecieran en negrita con música de fondo. Pero, en cambio, el momento fue de lo más corriente. Había terminado la película y me levanté para apagar el televisor. No lo hice inmediatamente: habían pasado unos minutos desde que aparecieron los últimos títulos de crédito y seguíamos sentados en el sofá, tus piernas sobre las mías, tu mano rozando la mía. Por fin el vídeo terminó y la pantalla se quedó azul.
—Ya voy yo —dije.
Me dirigía hacia el aparato cuando dijiste:
—Te amo.
Nunca te lo pregunté, pero siempre me haré la misma pregunta. ¿Qué pasó en ese instante que te hizo ser consciente de ello? O, si ya lo sabías desde hacía tiempo, ¿qué te impulsó a decirlo precisamente entonces? Me encantó oírlo, me encantó tanto que con las prisas de decirte que también yo te amaba dejé la tele encendida, dejé que esa luz azul nos bañara un ratito más, y volví al sofá, a tu lado. Estuvimos un rato abrazados, sin saber muy bien qué pasaría entonces.

Confianza
Entramos en un bar y eres consciente de que todas las miradas se posan en ti.
Entramos en un bar y soy consciente de que todas las miradas se posan en ti.
Para ti, eso se traduce en confianza. Pero ¿y para mí?
Lo único que siento son dudas.

Corroer
Dediqué mucho tiempo a pulir una relación. Pero una noche dejé la ventana abierta y empezó a oxidarse.

Desalentador
En realidad deberíamos usar el verbo. Me desalentaste y te desalenté. ¿O sería mejor decir que yo me desalenté por tu culpa y tú por la mía? Sí, eso suena mejor. Me desalentó tu belleza, tu enorme habilidad social, como si todas las habitaciones fueran un círculo que girara contigo como eje. Y supongo que te desalentó que yo tuviera muchos más amigos que tú, que pudiera plasmar mis palabras en papel, así, y que a veces fuera capaz de encontrarle un sentido oculto a las cosas.
La clave está en no reconocer nunca estos desequilibrios. En no dejarnos desalentar por el desaliento.

Desengañar
Me encanta la idea de que un engaño puede ser negado. Y que lo que más desengañe sean los engaños amorosos.

Disipar
Fue tu forma de decir: «Tengo algo que contarte». Sentí que la magia se evaporaba de la sala.

Disonancia
Noches en las que necesito dormir y tú no puedes. Días en los que tengo ganas de hablar y tú no. Horas en las que cualquier ruido tuyo interfiere en mi silencio. Semanas en las que flota un zumbido en el aire mientras ambos fingimos no oírlo.

Depresión
El verbo adecuado que acompaña a ese nombre es «hundirse».

Falible
Me hizo daño. Claro que me hizo daño. Pero en cierto sentido perverso me sentí aliviado de que hubieras sido tú quien hubiera metido la pata. Así debía preocuparme menos por si llegaba a hacerlo yo.

Fraudulento
¿Cada «te amo» merece un «yo también»? ¿Todos los besos merecen otro? ¿Todas las noches merecen pasarse con un amante?
Si la respuesta a cualquiera de esas preguntas es «no», ¿qué hacemos?

Hiato
—Tú decides —dijiste, con la condescendencia que aplica el infiel al engañado.
Supongo que no creo en las pequeñas rupturas. Para mí, una ruptura es una ruptura, y aunque empiece siendo pequeña tiende solo a crecer.
De manera que te dije que quería que te quedaras, aunque ya nada pudiera ser igual.

Imagen
Era uno de esos domingos perezosos. Leías el periódico y yo fregaba los cacharros del desayuno. La luz que se filtraba por la persiana hacía que tu pelo brillara de un modo cambiante con cada uno de tus movimientos. Notaste que te observaba y levantaste la mirada.
—¿Qué? —preguntaste.
—Solo me preguntaba… ¿cómo te ves?
Volviste a bajar la cabeza, luego me miraste a los ojos.
—No lo sé —dijiste—. Ni siquiera me observo de verdad. Y cuando lo hago normalmente veo aún a alguien muy joven, que peca de inmadurez, y que se pregunta qué diablos está haciendo. ¿Y tú?
Y te lo conté: pienso en una foto que me hiciste, cuando estuvimos en Montreal. Me dijiste que pegara un salto, así que en la foto mis pies no tocan el suelo. Luego te pregunté por qué habías querido que lo hiciera y me dijiste que era la única forma de que me olvidara de la expresión de la cara. Tenías razón. Salí totalmente natural, absolutamente auténtico. En mi cabeza me veo así, reaccionando de ese modo ante ti.

Idea
—Dejo la bebida —dices tú—. Ya no soporto más resacas. Esta vez va en serio.
Y yo te digo que te ayudaré. A estas alturas esto ya es casi un guión.

Juntos
Me asusta lo mucho que me cuesta recordar cómo era la vida antes de ti. Ni siquiera puedo establecer comparaciones, porque mis recuerdos de ese tiempo tienen todos la profundidad de una fotografía. Parece absurdo plantear las cosas en términos de mejor o peor. Es simplemente una cuestión de ser o ya no ser.

Opción
He ahí el dilema, ¿no? Cuando uno está soltero, existe la alegría y la tristeza de «solo yo». Y cuando se está en pareja, se pasa a la alegría y la tristeza de «solo tú».

Posteridad
Intento no pensar en ti y en mí envejeciendo juntos, sobre todo porque intento no pensar en la idea de envejecer. Ambas cosas (el paso de los años, los años juntos) son demasiado abrumadoras para planteárselas. Pero una mañana me rendí. Dormías, y te imaginé más y más mayor. El cabello gris, la piel arrugada y macilenta, la respiración jadeante. Y me descubrí pensando: si esto sigue adelante, si no se acaba, cuando muera los recuerdos que deje en ti serán mi mayor logro en esta vida. Tus recuerdos serán mi huella más duradera.

Retractarse
Me gustaría borrar al menos la mitad de los «te quiero», porque no los dije con la misma sinceridad que el resto. Me gustaría borrar el libro de fotos artísticas que te di, porque no le viste la gracia y comentaste que era basura moderna. Me gustaría borrar haberte dicho que tenías las emociones de un zombi. Me gustaría borrar el día que te dije «cielo» delante de tu hermana y reaccionaste como si le hubiera enseñado fotos de los dos haciendo el amor. Me gustaría borrar la escena en que rompí un vaso estando enfadado, porque el vaso era bonito y la discusión habría terminado de todos modos. Me gustaría borrar ese momento en que hicimos el amor en un coche de alquiler, no porque me sienta mal por los que lo alquilaron después sino porque resultó tremendamente incómodo. Me gustaría borrar la confianza que deposité en ti cuando estuviste en Austin. Me gustaría borrar ese día en que te califiqué de «genio», porque fue una muestra de sarcasmo y lo que debería haber dicho es que me estabas haciendo daño. Me gustaría borrar todos los secretos que te conté, para poder decidir si te los cuento o no de nuevo. Me gustaría borrar la parte de mí que llevas dentro, a ver si la echo de menos de verdad. Me gustaría borrar al menos la mitad de los «te quiero», porque así me sentiría más a salvo.

Sostén
No quiero ser el fuerte, pero tampoco quiero ser el débil. ¿Por qué siempre da la impresión de que hay que ser uno u otro? Cuando nos abrazamos, siempre hay uno que aprieta con un poco más de fuerza.

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Lo más jodidamente exquisito de A de amor de David Levithan. Los que la han leído entenderán. Y los que no, pues queda extremadamente recomendable.

PD1.: Quiero que seas tú quien me ame.
Quiero ser yo quien te ame.
PD2.: En el núcleo de la melancolía está la firme creencia de que todo puede ser perfecto.
PD3.: Vanidad. El error consiste en creer que puede existir un antídoto contra la incertidumbre.
PD4.: Imagino que me has salvado la vida. Y luego me pregunto si solo me lo estoy imaginando.
PD5.: Hay millones y millones de personas que han pasado por esto antes:
¿por qué nadie puede darme un buen consejo?
PD6.: Hemos caído a través de la superficie del deseo y nos hallamos hundidos en los abismos de la necesidad.
PD7.: No me quieres tanto como yo a ti. No me quieres tanto como yo a ti. No me quieres tanto como yo a ti.
PD8.: Si no existiera una palabra para designarlo, ¿seríamos tan conscientes de nuestro masoquismo?
PD9.: Sobrevaloras mi conciencia.
PD10.: Nos hace falta cuento.
PD11.: Al final de una película francesa, el amante canta: «Ámame menos, pero ámame durante mucho tiempo».
PD12.: La realidad es la peor mentira de todas.
PD13.: No es amor es síndrome de Estocolmo.
PD14.: Hacíamos el amor como dos músicos.
PD15.: No te vayas, ausente, no te vayas...
PD16.: Un consejo para cuando se enamoren: no lo hagan.
PD17.: Solo en la mentira y en la ficción puede vivirse plenamente.
PD18.: Mentir y desmentir.
PD19.: Las mentiras felices.