viernes, 29 de julio de 2016

¿Tu pasado te angustia?

En ocasiones puede ser difícil mirar hacia atrás, tanto que haya personas que prefieran no hacerlo. A veces, en efecto, porque la existencia viene acompañada de episodios por los cuales no fue sencillo transitar, que provocaron dolor o sufrimiento, que por eso mismo preferimos mantener bajo cubierta, como esas cosas guardadas en lo más alto de un armario y que sabemos que existen pero preferimos que sigan ahí, lejos de nuestra vista. A veces también es posible que esos episodios ni siquiera sean tan graves, pero nuestra severidad es tal que los magnifica hasta volverlos insoportables.

Con todo, lo interesante del pasado es que si bien no podemos modificarlo en cuanto a los hechos ocurridos sí podemos cambiar la manera en que lo entendemos y encaramos, la lectura que hacemos de esos hechos.

A manera de estímulo para comprenderlo así compartimos ahora un breve fragmento del filósofo Walter Benjamin, un excéntrico que desde distintos ámbitos (la filosofía, la sociología, la literatura e incluso la mística judía) formó un pensamiento singular que posee una inesperada sensibilidad respecto de la formación de lo humano.

En este párrafo (procedente de su libro Einbahnstrasse, de 1928, traducido como Calle de sentido único y también como Dirección única), Benjamin nos hace ver nuestro pasado personal sí como algo dado pero, al mismo tiempo, como la materia que tenemos para trabajar tanto nuestro presente como nuestro provenir.

Escribe Benjamin:

TORSO. Únicamente quien supiera contemplar su propio pasado como un producto de la coacción y la necesidad, sería capaz de sacarle para sí el mayor provecho en cualquier situación presente. Pues lo que uno ha vivido es, en el mejor de los casos, comparable a una bella estatua que hubiera perdido todos sus miembros al ser transportada y ya sólo ofreciera ahora el valioso bloque en el que uno mismo habrá de cincelar la imagen de su propio futuro.

pijama SURF


PD1.: A la persona insegura, hay que darle certezas.
PD2.: La vida es ahora, lo demás es pensamiento.
PD3.: Sacar belleza de este caos es virtud.
PD4.: Estabas conmigo y el mundo nos acompañaba.
PD5.: Necesitamos fondos para continuar con nuestros planes malignos.
PD6.: Algunos días se miden en canciones.
PD7.: Una persona que te hace reír puede llegarte a enamorar.

miércoles, 27 de julio de 2016

Confía

Vibras.

PD1.: Nada sucede por casualidad, todo tiene un motivo.
PD2.: La mejor foto que tengo, es aquella en la cual sonrío por ti.
PD3.: Eres eso que no quiero perder nunca.
PD4.: Si escucho una armónica me levanto y me voy del planeta.
PD5.: Me voy a instalar en tu incertidumbre.
PD6.: El orgullo te podrá hacer sentir fuerte, pero jamás te hará sentir feliz.
PD7.: Estoy desarrollando algún tipo de alergia que me impide ducharme.

martes, 26 de julio de 2016

Lo único

Lo único que puedo decirles es que hay miles de millones de mujeres en este mundo, ¿verdad? Algunas están bien. La mayoría están bastante bien. Pero de vez en cuando la naturaleza produce un fenómeno salvaje, hace una mujer especial, una mujer increíble. Quiero decir que la miras y no puedes creértelo. Todo en ella es un movimiento ondulante perfecto, azogue, es como una serpiente, le miras un tobillo, le miras un codo, le miras el pecho, le miras la rodilla y todo se funde en un ser impresionante, provocador, con unos ojos bellísimos que sonríen, la boca un poco hacia abajo, los labios como si estuvieran a punto de soltar una carcajada ante su indefensión. Y saben cómo vestirse y su pelo largo incendia el aire. ¡Demasiado! ¡Maldita sea, demasiado!

Charles Bukowski.


PD1.: Hay que imponer nuestra voluntad a nuestras debilidades.
PD2.: Mi equilibrio nunca ha superado tus caderas.
PD3.: Porque puedo descansar en ti. Por eso.
PD4.: Estamos hablando de los libros que más amamos. Estamos siendo menos infelices.
PD5.: Si se me acaban las verdades me las invento.
PD6.: Y yo, desde mis escombros, te invito a seguir viendo mis ojos.
PD7.: Mis libros están siempre a mi disposición, nunca están ocupados.

lunes, 25 de julio de 2016

Humedad

Perdidos...
Imagen: Ricardo Siri Liniers.


PD1.: No somos cuerpos, mentes nada más.
PD2.: Un beso que me explote el corazón.
PD3.: Esperar la muerte a tu lado.
PD4.: Los humanos somos demasiado cobardes cuando de sentimientos se trata.
PD5.: Soltar está sobrevalorado.
PD6.: No son buenos tiempos para los soñadores.
PD7.: No dediquen muchas canciones, ellas no tienen la culpa.

viernes, 1 de julio de 2016

¿Por qué la vida no podría ser una obra de arte?

Entre la sexualidad, el autodominio y las tecnologías del yo, Michel Foucault trazó en su última entrevista concedida un rápido esbozo de sus intereses intelectuales y la conexión de estos con una explicación posible de las sociedades contemporáneas.

Michel Foucault fue uno de los pensadores más importantes del siglo XX, tanto que sus investigaciones sobre el poder, la sexualidad, la disciplina, la verdad y el conocimiento aún son referencia en diversos ámbitos académicos: la historia, la filosofía, la sociología, la ciencia política y algunos más. Curiosamente, en cada uno la lectura que se hace de su obra difiere en un buen grado, pues mientras que para algunos Foucault diseccionó con detalle y maestría los mecanismos del poder, hay quienes miran sus conclusiones solo como una elaboración casi literaria, bien documentada sin duda pero sin un buen sustento metodológico.

Sea como fuere, y aclarando que dicha reticencia obedece más bien a la perspectiva desde la cual se hace la lectura, una cualidad indudable de Michel Foucault es que suscita la reflexión. Es, en este sentido, un provocateur, alguien que no nos deja impasibles y que más bien nos conduce al cuestionamiento de ideas que creemos fundamentales en la sociedad y que quizá no lo sean tanto.

El 25 de junio de 1984, con apenas 58 años de edad, Michel Foucault falleció en el hospital parisino de la Salpêtrière, no sin ironía el mismo que había estudiado como una pieza clave de su ensayo Locura y civilización (1960). Algunas semanas antes, sin embargo, Foucault ofreció una entrevista en Estados Unidos a dos estudiantes universitarios que, sin saberlo nadie, sería la última concedida por el filósofo. La conversación se publicó el el semanario francés Le Nouvel Observateur a inicios de junio y hacia finales de mes en el diario español El País, de donde retomamos estos fragmentos que ahora compartimos.

Pregunta. El primer volumen de su obra Historia de la sexualidad se publicó en 1976, ¿sigue usted pensando que el conocimiento de la sexualidad es imprescindible para comprender lo que somos?

Respuesta. Debo aclarar que me interesan mucho más los problemas relacionados con las técnicas del yo que el sexo... El sexo es aburrido.

P. Parece ser que a los griegos tampoco les interesaba el sexo.

R. Sí, así es. Consideraban que no era un problema importante. De hecho, le concedían una mayor importancia a la alimentación y a los regímenes. Creo que tiene un gran interés la observancia del movimiento extremadamente lento que va desde el momento en que se pone el énfasis en la alimentación -preocupación omnipresente en Grecia- hasta aquel en que se presta atención a la sexualidad. La alimentación era mucho más importante que el sexo en los primeros tiempos del cristianismo. En las reglas monacales, el problema fundamental era la alimentación. Durante la Edad Media se produjo un lento desplazamiento. Finalmente, después del siglo XVII se impuso la sexualidad como problema esencial.

[…]

A leer a Séneca, Plutarco y otros autores afines me pareció que se ocupaban de un gran número de problemas relacionados con el yo, la ética del yo, la tecnología del yo... A partir de ahí se me ocurrió escribir un libro compuesto por una serie de estudios independientes que se ocuparan de determinados aspectos de la antigua tecnología pagana del yo. […]

Lo que me llama la atención es que la ética griega se preocupaba más por la conducta moral del hombre, su ética y su relación consigo mismo y con los demás, que por los problemas religiosos. ¿Qué nos sucede después de la muerte? ¿Qué son los dioses? ¿Intervienen en nuestras vidas? Todas estas preguntas tenían muy poca importancia, ya que no estaban directamente relacionadas con la ética. Ésta, por su parte, no se hallaba vinculada con un sistema legal. Así, por ejemplo, las leyes contra la mala conducta sexual eran escasas y poco constrictivas. Lo que los griegos en realidad se proponían era construir una ética que fuese una estética de la existencia.

Me pregunto si nuestro problema hoy no es, en cierta forma, similar, ya que la mayoría de nosotros hemos dejado de creer que la ética esté sustentada por la religión, y nos oponemos a que un sistema, legal intervenga en nuestra vida privada moral y personal. Los movimientos de liberación más recientes están perdiendo fuerza porque no consiguen encontrar un principio que pueda servir de base para la elaboración de una nueva ética. Necesitan una ética, pero la única que encuentran se halla sustentada por un supuesto conocimiento científico de lo que es el yo, el deseo, el inconsciente, etcétera. La similitud entre estos problemas y los que se planteaban los griegos es sorprendente.

P. ¿Cree usted que los griegos ofrecen una alternativa atrayente y plausible?

R. ¡De ninguna maneral Yo no busco una solución alternativa; no se puede resolver un problema imitando lo que hicieron otros hombres en otro tiempo. Mi intención no es reconstruir la historia de las soluciones, y éste es el motivo por el que rechazo la palabraalternativa; lo que me propongo es elaborar la genealogía de los problemas, de las problemáticas. Yo no creo que todas las soluciones sean malas, sino que todas encierran un peligro, lo que no es exactamente lo mismo. Si todas son peligrosas, tenemos siempre algo que hacer. Por consiguiente, mi postura no conduce a la apatía, sino a una militancia de la que no está excluido el pesimismo.

Pienso que la elección ético-política que debemos hacer cada día consiste en determinar cuál es el peligro principal.

P. Hay un aspecto de la cultura griega al que se refiere Aristóteles y que usted omite, a pesar de que parece muy importante: la amistad. En la literatura clásica, la amistad es la que permite el reconocimiento mutuo. Aunque tradicionalmente no ha sido considerada como la más alta de las virtudes, al leer a Aristóteles y a Cicerón se tiene la impresión de que se trata, en realidad, de la más importante de todas ellas. La amistad es, en efecto, desinteresada y duradera; no se compra con facilidad, no niega la utilidad y el placer del mundo y, sin embargo, busca algo más.

REl uso de los placeres se ocupa de la ética sexual. No es un libro sobre el amor, la amistad o la reciprocidad. No hay que olvidar que cuando Platón intenta integrar el amor de los jóvenes en la amistad se ve obligado a pasar por alto las relaciones sexuales. La amistad es recíproca, pero las relaciones sexuales no lo son: en ellas se es pasivo o activo, se es penetrado o se penetra. Estoy completamente de acuerdo con lo que dice usted acerca de la amistad, pero creo que ello confirma lo que señalábamos acerca de la ética sexual griega: si hay amistad, es difícil que existan relaciones sexuales. Una de las razones por las cuales los griegos tuvieron que elaborar una filosofía para justificar este tipo de amor es que no podían aceptar la reciprocidad física. […]

Lo que me interesa descubrir es lo siguiente: ¿Somos capaces de formular una ética de los actos y de su placer que tenga en cuenta el placer del otro? ¿Es posible integrar el placer del otro en nuestro propio placer sin que sea necesario referirse a una ley, al matrimonio o a cualquier otra obligación?

[…]

Cuando se lee a Sócrates, Séneca o Plinio, por ejemplo, se descubre que los griegos y los romanos no se hacían ninguna pregunta acerca de la vida futura, de lo que sucede después de la muerte o de la existencia de Dios. No consideraban que éste fuese un problema importante. Lo que les preocupaba era ante todo qué techné debía utilizar el hombre para vivir tan bien como debería. Creo, que se produjo una importante evolución en la cultura antigua cuando esta techné tou biou, este arte de la vida, se fue convirtiendo poco a poco en una techné del yo. Supongo que un ciudadano griego del siglo V o IV antes de Cristo debía pensar que esta techné consistía en no preocuparse por la ciudad ni por los compañeros. Para Séneca, en cambio, el problema consistía en preocuparse por uno mismo.

P. ¿Cuál era entonces la actitud de los griegos frente a la desviación?

R. De acuerdo con la ética de los griegos; lo que diferenciaba a las personas no era el hecho de que prefiriesen a las mujeres o a los muchachos o de que hicieran el amor de tal o cual forma. La diferencia fundamental residía en la cantidad, la actividad y la pasividad: ¿eres esclavo de tus deseos o eres su amo?

P. ¿Qué sucedía si una persona hacía tan a menudo el amor que su salud se resentía?

R. Eso es lo que los griegos llamaban hubris, exceso. El problema no estaba en la desviación, sino en el exceso o en la moderación.

P. ¿Qué hacían los griegos con esos individuos?

R. Los consideraban como personas de mala reputación.

P. ¿No intentaban curarlos, corregir su comportamiento?

R. Existían ejercicios cuyo fin era conseguir que la persona se hiciera dueña de sí misma. Según Epícteto, el hombre debía ser capaz de contemplar una bella mujer o un joven hermoso sin sentir ningún deseo por ella o por él. En este sentido, era necesario tener un dominio absoluto de uno mismo.

[…]

Me llama la atención el hecho de que en nuestra sociedad el arte se haya convertido en algo que atañe a los objetos y no a la vida ni a los individuos. El arte es una especialidad que está reservada a los expertos, a los artistas. ¿Por qué un hombre cualquiera no puede hacer de su vida una obra de arte? ¿Por qué una determinada lámpara o una casa pueden ser obras de arte y no puede serlo mi vida?

pijama SURF

PD1.: Cuando estás siempre para alguien, lo mal acostumbras.
PD2.: Ese punto en que sientes que la vida ya te exprimió todas las letras.
PD3.: Todo en esta vida tiene solución, menos olvidarte.
PD4.: Con las personas correctas, la vida se ve más bonita.
PD5.: Te toca con ojos recién entristecidos.
PD6.: La soledad te alimenta mejor.
PD7.: Estaba dormido, tu alma me soltó la mano y me sentí caer.