Entrevista a Emiliano Bruner a propósito de su libro la Maldición del Hombre Mono:
-"En el libro sostienes que el «rumiar mental» tiene un origen biológico. ¿Por qué la evolución nos dejó este “costoso” rasgo?
Es costoso para el individuo, no para la evolución o la especie. Ser simios emocionales y obsesivos, competitivos, compulsivos, y batuqueados por anhelos y esperanzas, nos hace más proclives al éxito reproductivo, que es lo único que pesa a la hora de activar los filtros de la selección natural. Ser capaces de proyectar en el pasado y en el futuro una gran cantidad de informaciones ha sido la clave de nuestra complejidad social y cultural, pero ha generado una narrativa interna imparable, una avalancha de recuerdos y previsiones, imágenes y palabras que crean continuamente mundos que no existen, deseos y obsesiones, miedos y expectativas. Nuestra mente imagina continuamente una realidad mejor que la que tenemos, o una peor. Comparamos interminablemente lo que es con lo que podría ser. El resultado se llama insatisfacción crónica. Búsqueda infinita. Lo cual se convierte, cuando más y cuando menos, en sufrimiento, en deterioro del bienestar psicológico. La evolución sale ganando (ocho mil millones de monos en todo el planeta dan fe de ello), pero el individuo no. A menos que se proponga mitigar los efectos de esta programación cruel.
-Hablas de “inflamación psicológica crónica” a consecuencia del estrés moderno. ¿Es un fenómeno nuevo o heredado evolutivamente?
Yo apostaría a que este paquete de ansiedad e insatisfacción ontológica viene con nuestra historia natural, que en el caso de los humanos modernos se remonta a unos 50-100 mil años atrás. En función del modelo social y del momento histórico, puede cambiar la forma de expresar y canalizar este desasosiego crónico, pero si es una programación evolutiva tiene que haber existido, con matices más o menos distintos, en todas las sociedades humanas. Que es efectivamente lo que parece, si uno examina las conclusiones de muchas tradiciones filosóficas, desarrolladas en distintas épocas y en distintas culturas. Esta ansiedad implícita no solo ha existido siempre, sino que además siempre ha sido explotada por los grupos de poder. Política, religión y mercado, a nivel local y global, han prosperado y prosperan gracias a esta debilidad, a los miedos, a las esperanzas, a las emociones conflictivas, al desamparo existencial. Por ende, fomentan este malestar, que es la base de su autoridad. Desde luego, hoy en día tenemos una condición global que puede alcanzar umbrales nuevos y por supuesto peligrosos, en este sentido. Aunque hay que decir que al mismo tiempo también tenemos más herramientas para llegar a ser más conscientes de ello.
-Afirmas que el superpoder de Homo sapiens, la imaginación y el lenguaje, es también fuente de sufrimiento. ¿Es el precio inevitable de la inteligencia?
Sí, el cansino efecto secundario de poder generar un sinfín de imágenes y palabras. Aunque sería cauto en el uso del término “inteligencia”, que suele ser demasiado borroso e impreciso, y fomentar mitos y confusión. Tenemos interpretaciones contradictorias sobre qué es esta famosa inteligencia, y sobre cómo funciona. En su versión más simplista, es algo que se refiere sencillamente a la habilidad de resolver problemas, lo cual es fundamental pero probablemente demasiado restrictivo a la hora de interpretar el proceso cognitivo humano. Desde luego, lo que a menudo llamamos inteligencia no tiene que ver necesariamente con el bienestar. En este sentido, me gusta recordar la importancia de la sabiduría, interpretándola como la habilidad de evitar problemas, más que de resolverlos. Si eres sabio, ¡no es necesario que seas inteligente!"
https://www.revistamercurio.es/2025/10/08/emiliano-bruner/
El libro de Emiliano Bruner, La maldición del hombre mono, ofrece una perspectiva radicalmente nueva sobre el sufrimiento humano, anclándolo en nuestra herencia evolutiva. El paleo-neurobiólogo nos obliga a confrontar una verdad incómoda: nuestra inteligencia superior, lejos de ser una bendición incondicional, es a menudo la fuente de nuestra ansiedad crónica. Bruner rastrea esta "maldición" hasta el desajuste evolutivo: poseemos un cerebro programado para la supervivencia primitiva (la alerta constante ante el peligro, la necesidad de proyección futura) que opera sin descanso en la seguridad comparativa del siglo XXI. Esta disparidad entre nuestro software biológico y nuestro hardware moderno es el motor de nuestro agotamiento mental.
Esta obra es esencial porque despatologiza gran parte de nuestra infelicidad. En lugar de ver el estrés como un fallo personal o una simple patología, lo vemos como un programa de supervivencia altamente eficiente que corre en el entorno equivocado. La capacidad del cerebro humano para proyectar, juzgar y desear continuamente —una ventaja evolutiva que nos diferenció de otros primates— se convierte en una condena a la insatisfacción incesante en la modernidad. El libro nos invita a la introspección biológica para entender los límites y las contradicciones de nuestro propio hardware mental (incluyendo la fragilidad física del bipedismo) y, solo entonces, empezar a buscar el equilibrio psicológico y emocional. Es una lectura poderosa y necesaria para cualquiera que busque entender por qué vivir, siendo tan complejos, resulta tan complicado.
------------------------------
El libro de Emiliano Bruner, La maldición del hombre mono, ofrece una perspectiva radicalmente nueva sobre el sufrimiento humano, anclándolo en nuestra herencia evolutiva. El paleo-neurobiólogo nos obliga a confrontar una verdad incómoda: nuestra inteligencia superior, lejos de ser una bendición incondicional, es a menudo la fuente de nuestra ansiedad crónica. Bruner rastrea esta "maldición" hasta el desajuste evolutivo: poseemos un cerebro programado para la supervivencia primitiva (la alerta constante ante el peligro, la necesidad de proyección futura) que opera sin descanso en la seguridad comparativa del siglo XXI. Esta disparidad entre nuestro software biológico y nuestro hardware moderno es el motor de nuestro agotamiento mental.
Esta obra es esencial porque despatologiza gran parte de nuestra infelicidad. En lugar de ver el estrés como un fallo personal o una simple patología, lo vemos como un programa de supervivencia altamente eficiente que corre en el entorno equivocado. La capacidad del cerebro humano para proyectar, juzgar y desear continuamente —una ventaja evolutiva que nos diferenció de otros primates— se convierte en una condena a la insatisfacción incesante en la modernidad. El libro nos invita a la introspección biológica para entender los límites y las contradicciones de nuestro propio hardware mental (incluyendo la fragilidad física del bipedismo) y, solo entonces, empezar a buscar el equilibrio psicológico y emocional. Es una lectura poderosa y necesaria para cualquiera que busque entender por qué vivir, siendo tan complejos, resulta tan complicado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario