miércoles, 2 de junio de 2021

Seré padre

 Siempre he creído que tener un hijo hace que toda vida sufra una especie de sismo, de terremoto grado 9. Cuando lo supe me sentí abrumado por lo fantástico de la noticia y también por el inmediato sentido de responsabilidad que surgió junto con la alegría, el miedo y la paranoia, que si lo haré bien o lo haré mal. Yo con las justas sentía que podía administrar mi vida, ponerle mediano orden a esa vida de soltero, treintón, demasiado acostumbrado a sus dinámicas, y de pronto saberte responsable de otra vida te pone un poco contra la pared, pero hay gente que se encarga a un hijo a los 16, 17 o 20 años, y en eso sí me parece que hay un enorme desafío. Yo no podría haberlo hecho, o tal vez sí, pero me ha tocado a los 33 y a veces me siento como un adolescente.