
No es una fuente exacta de la bella conjunción entre el decir de pronto una frase, una estrofa tal vez, y el hilo delgado de una historia que ni siquiera yo sé que existe, para combinar con los renglones, los truenos del fondo de la noche, los sonidos de un silencio que presagia, y el retumbar melodioso de mi corazón, las notas con que voy cantando sin saberlo una oración presta a vivir, un abrazo secundario a un amigo recién llegado o a una expresión amiga que tiene qué arribar, como ella en su fuero sin igual. Y tras todo ello, aflora esa posibilidad, sin límites de escribir, de decir.
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